Pescador, que al pasar por la orilla del lago
me viste secando mis redes al sol.
Tu mirar se cruzó con mis ojos cansados
y entraste en mi vida buscando mi amor.

Pescador, en mis manos has puesto otras redes
que puedan ganarte la pesca mejor
y al llevarme contigo en la barca
me nombraste, Señor, pescador.

Pescador, entre tantos que había en la playa,
tus ojos me vieron, tu boca me habló.
y a pesar de sentirse mi cuerpo cansado
mis pies en la arena siguieron tu voz.

Pescador manejando mis artes de pesca
en otras riberas mi vida quedó.
Al querer que por todos los mares del mundo
trabajen mis fuerzas por Ti pescador.

Pescador, mi trabajo de toda la noche
mi dura faena, hoy nada encontró.
Pero Tú, que conoces los mares profundos
 compensas si quieres mi triste labor.

XIV Domingo del Tiempo Ordinario

Uno de los pasajes en los que san Mateo recoge unas de las más duras frases el Señor es el que precede al evangelio de éste domingo. Después de la recriminación a las ciudades galileas que no han respondido a sus obras y de la vuelta de aquellos setenta y dos, Jesús alaba al Padre por la actitud que ve en el pueblo llano.

Dios ha decidido gratuitamente -así te ha parecido mejor- esconder estas cosas a los sabios y entendidos y revelarlas a la gente sencilla. ¿Acaso Dios tiene preferencia por los sencillos? Pareciera como si estuviese de parte de la gente sin demasiada instrucción, de los del montón, de aquellos que no brillan demasiado.

Y con la lectura de éste pasaje naturalmente salta la pregunta: ¿quiénes eran, en tempos de Jesús los sabios y entendidos y quién era esa “gente sencilla”? ¿Los mismos términos se pueden usar hoy?

Los sabios y entendidos eran las élites religiosas de Israel, los escribas y los fariseos, los rabinos que permanecían indiferentes ante la las palabras de Jesús e incluso se escandalizaban por su predicación en favor de los pobres y los desfavorecidos. Hoy, veinte siglos después, “los sabios y entendidos” son los autosuficientes que creen que ya lo saben todo, que utilizan su ciencia y su conciencia para formarse una idea cerrada de Dios y del mundo, sin disposición a oír y aprender de nuevo. Creen que conocen bien a Dios y que poseen la verdadera doctrina y ¡ay! resulta que el misterio del Reino de Dios no es accesible a esta clase de sabiduría humana, tan segura de sí misma. O tan llena de sí misma.

El hecho de que Dios "esconda estas cosas" no se debe a Él, sino a los obstáculos que ponemos los hombres mismos con nuestra actitud. De hecho, las obras de Jesús son evidentes a todos pues Él vino para ser conocido por todos: no he venido a llamar a justos, sino a pecadores[1].

El que se cree justo se cierra a la llamada de Jesús por estar conforme con la vida que lleva. Los “sabios y entendidos” ya lo saben todo, ya lo viven todo de la mejor forma posible, ¿cómo es posible entonces que puedan aprender y vivir cosas nuevas? Verán y oirán únicamente lo que les interese y que esté de acuerdo con lo ya sabido y vivido.

Por otro lado los “sencillos” no son sólo los niños, sino también los hombres y mujeres, sin, digámoslo así, demasiada cultura; aquellos sin -¡ay frase desdichada!- “mucha formación”, es decir, los aldeanos de Galilea, los pastores de Belén, los publicanos y pecadores, las prostitutas. Todos aquellos que eran despreciados por los doctores de la Ley y por los fariseos.

Es notable en el evangelio que el Señor Jesús perdonaba con mucha facilidad las debilidades. No iba cortando cabezas ni condenando a la gente que pecaba por exceso. Tampoco las bendecía, pero llama la atención que no las trataba con la dureza que sí tenía con fariseos, y sacerdotes de la Ley. Era como si los pecados de la carne y cosas así fueran como un río que se desborda, pero tarde o temprano vuelve a su cauce. Sin embargo, el fariseo –y eso es lo que realmente sacaba de quicio a Jesús- era como un río tranquilo, en su cauce, sereno, limpito, pero... ¡ay!, estaba envenenado.

El plan de Dios no puede ser aceptado más que por aquellos que se presentan ante él conscientes de su vacío y pequeñez, con la pobreza radical que caracteriza al ser humano, con la actitud de humilde y esperanzada búsqueda de algo o de Alguien que pueda llenar sus vidas, actitud que no tiene nada que ver –o casi nada- con el dinero pues los hubo ricos e importantes que supieron acercarse a la Verdad: los Magos y de Nicodemo.

Los magistrados y los fariseos, los sabios y los entendidos, los que sabían leyes y “teología”, no escucharon la palabra de Dios. Y es que el Evangelio no es una palabra sabia para los sabios, sino una palabra de vida y para la vida. Para escuchar el Evangelio y para comprenderlo hace falta tener un corazón despejado de intereses bastardos, hace falta perder el miedo a las exigencias del amor y no tener nada que defender. A dejar a un lado frases como “soy aristócrata del amor”: el único que podría haberlo afirmado categóricamente era Jesucristo, y no lo dijo. Nunca.

Con frecuencia, muchas de las dificultades para comprender las palabras de Jesús, provienen de ese miedo que tenemos a las exigencias del amor y entonces justificamos nuestro miedo que nos paraliza, entreteniéndonos en reflexiones y razonamientos interminables.

Otras veces adoptamos ante el Evangelio una actitud interesada más en justificar nuestra vida que en cambiarla, y entonces nos comportamos como los fariseos que escuchaban a Jesús para pescarlo y ponerlo en situaciones comprometedoras.

Tampoco entendemos el Evangelio desde una actitud solamente académica, que nos obliga a fijarnos más en las palabras que se dicen que en lo que quieren decir. Cuando el Evangelio se escucha con oídos de amor y con corazón sencillo, resulta fácil comprender, aunque no siempre resulte fácil saber qué significa concretamente cada una de sus palabras ■


[1] Cfr Mt 9, 13


Lord Jesus Christ, who art our Bread of Life, 
our sustenance for time and eternity,
like the Apostles after Your Resurrection we adore You,
You who are truly present among us,
especially through the Holy Sacrament of the Eucharist.

We thank You for protecting and guiding Your Church through the ages. 
In His care for the Church Your Spirit has appointed our Holy Father 
Pope Benedict XVI to be the successor of Peter, 
the first among the Apostles.

With the pope we thank You this month for the sixtieth anniversary 
of his priestly ordination.We pray that his dedication to You 
and Your Church may bear rich fruits,
fruits of faith, hope and love which last.


Keep on supporting him with Your wisdom, power and love;
that he may show us the way to You in faith and joy.
We pray for Your entire Church; That all the baptized live from Your Gospel,
and are a blessing for all on Earth;We pray for all the priests,
that they, as your special friends, be dedicated shepherds of Your people,honest and fervent and that they may thus bring many to You.
We pray for vocations to the priesthood;
that many understand Your voice and serve You and 
Your Church as holy and joyful priests, to the joy and sanctification of many. Grant us the priests we need.

Lord Jesus Christ, with Pope Benedict we pray you 
on the intercession of the Blessed Virgin Mary, Mother of the Church,
of Saint Joseph, protector of the Church,
and of Saints Peter and Paul, 
blood witnesses and foundations of the Church:
remain with us, Your entire Church and every one of us personally,
You, our Shepherd, our Protector, our High Priest, 
who lives in eternity. Amen

VISUAL THEOLOGY



Perhaps the chief beauty of the cathedral, however, is the 12th century Portico da Gloria, behind the western facade. This Portico da Gloria in the narthex of the west portal is a remains from the Romanesque period. It is a masterwork of Romanesque sculpture built between 1168 and 1188 by Master Mateo at the request of king Ferdinand II of León. The vigorous naturalism of the figures in this triple portal is an expression of an art form, varied in its details, workmanship and polychromy(of which faint traces of colour remain). The shafts, tympana and archivolts of the three doorways which open onto the nave and the two aisles are a mass of strong and nervous sculpture representing the Last Judgment. The central tympanum gives us an image of Christ in Majesty as Judge and Redeemer, showing His wounds in His feet and hands, accompanied by the tetramorph. He is surrounded on both sides by a retinue of angels carrying the symbols of the Passion. In the archivolt are represented the 24 Elders of the Apocalypse, who are tuning their musical instruments. The column statues represent the apostles with their attribute, prophets and Old Testament figures with their name on a book or parchment. These were all polychromed. Noteworthy is the faint smile of the prophet Daniel looking at the angel of Reims 

Fourteenth Sunday in Ordinary Time

We celebrate today the Fourteenth Sunday in Ordinary Time; tomorrow we will celebrate 4th of July, a good time to reflect on the fact that the United States of America is a result of big dreams of people who risked everything, people who became Pilgrims, people who made true today's gospel. The disciples did exactly as the founders of this blessed country; and you know, the fathers of America did not come with a credit card in their pocket. They risked everything. Back in those years, you did not take a plane back and forth to Europe. For their bravery and their sacrifice we can now call this country “sweet land of liberty”[1].

And I am pretty sure that you agree with me if I say that God has a great plan for this country. I am going to quote to you a text so we can understand better the dream and plans for America: «No people can be bound to acknowledge and adore the Invisible Hand which conducts the affairs of men more than we. Since we should to be persuaded that the encouraging smiles of Heaven can never be expected on a nation that disregards the eternal rules of order and right which Heaven itself has ordained»[2].

This is not a Catholic or Protestant preacher. This is George Washington. He was not a priest. He was not a bishop. He was a founder of this country. George Washington and our military are a great example for us today. Yeah! America has one particular blessing, which is the military. This constantly reminds each one of us that we need to be on the go –like pilgrims- trying to fight for what is good, whatever is worthy, whatever is worthy, and whatever is beautiful.

America –and I will try always preaching the same on July 4-, in regard to the faith this country is a giant. We need to have more missionaries. We need to have more saints in America. America is a land of opportunity for the Church also. Saints, holy husbands, holy wives, holy families, holy priests, holy nuns, holy missionaries, holy lawyers, holy physicians –It is still the land of the opportunities.

We are pilgrims by nature in the United States. We are free because of the sacrifice of men and women like you and me. At last we are free from sin and our own selves because of Jesus. In fewer words: we can say we live in the land of freedom, because it is the land of God.

So, the best service we can do to the United States of America is to become saints. You have to be brave to be a mom and a dad today. People use to say “You have to be crazy to have children!” It’s true. And you know what? Bléssed madness that helps us meets the love God has for life.

Let us pray today for the United States of America. Let us pray for the President and his family and the House of Representatives and the Sénate and all the góvernors so that we really become faithful people to the dream –not only of our fathers- but also of God.

God has a dream for America. Will it happen or not? Well, it depends not only on Him but also on us. And it can happen. Americans are nice. So nice. They say, “Yes, we are going to make it happen” –like Nike, Just do it! We need to add a line, “With the help of God” because we sometimes forget it.

America is still a sleeping giant and is the home of the brave if we could just say also the home of the saints. Hopefully we become saints through the grace of God.

God bless America and praised be Jesus Christ!

Adoro te devote, latens Deitas,
Quæ sub his figuris vere latitas;
Tibi se cor meum totum subjicit,
Quia te contemplans totum deficit.

Visus, tactus, gustus in te fallitur,
Sed auditu solo tuto creditur.
Credo quidquid dixit Dei Filius;
Nil hoc verbo veritátis verius.

In cruce latebat sola Deitas,
At hic latet simul et Humanitas,
Ambo tamen credens atque confitens,
Peto quod petivit latro pœnitens.

Plagas, sicut Thomas, non intueor:
Deum tamen meum te confiteor.
Fac me tibi semper magis credere,
In te spem habere, te diligere.

O memoriale mortis Domini!
Panis vivus, vitam præstans homini!
Præsta meæ menti de te vívere,
Et te illi semper dulce sapere.

Pie Pelicane, Jesu Domine,
Me immundum munda tuo sanguine:
Cujus una stilla salvum facere
Totum mundum quit ab omni scelere.

Jesu, quem velatum nunc aspicio,
Oro, fiat illud quod tam sitio:
Ut te revelata cernens facie,
Visu sim beátus tuæ gloriæ. Amen

...

Te adoro con devoción, Dios
escondido,oculto verdaderamente
bajo estas apariencias.
A ti se somete mi corazón por completo,
y se rinde totalmente al contemplarte.

Al juzgar de Ti,se equivocan la vista,
el tacto, el gusto pero basta con el oído
para creer con firmeza.
Creo todo lo que ha dicho el Hijo de Dios:
nada es más cierto que esta palabra de Verdad.

En la Cruz se escondía sólo la divinidad,
pero aquí también se esconde la humanidad;
Creo y confieso ambas cosas,
pido lo que pidió el ladrón arrepentido.

No veo las llagas como las vio Tomás,
pero confieso que eres mi Dios;
Haz que yo crea más y más en Ti,
que en Ti espere; que te ame.

¡Oh, memorial de la Muerte del Señor!
Pan vivo que da la vida al hombre:
Concédele a mi alma que de Ti viva,
y que siempre saboree tu dulzura.

Señor Jesús, bondadoso pelícano,
límpiame, a mí inmundo, con tu sangre,
De la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero.

Jesús, a quien ahora veo oculto,
te ruego que se cumpla lo que tanto ansío:
Que al mirar tu rostro ya no oculto
sea yo feliz viendo tu gloria. Amén
Santo Tomás de Aquino
In a world where there is so much noise, so much bewilderment, there is a need for silent adoration of Jesus concealed in the Host. Be assiduous in the prayer of adoration and teach it to the faithful. It is a source of comfort and light, particularly to those who are suffering." “With the Synod Assembly, therefore, I heartily recommend to the Church’s pastors and to the People of God the practice of Eucharistic Adoration, both individually and in community ■ Pope Benedict XVI, February 22, 2007, Sacramentum Caritatis, Post-Synodal Apostolic Exhortation

Solemnidad del Cuerpo y la Sangre de Cristo

No sólo de pan vive el hombre. Estas palabras, que escuchamos en la primera de las lecturas y que pertenecen al libro del Deuteronomio recuerdan la conversación en el desierto entre el Señor y el demonio. Al citar Jesús éstas palabras del Antiguo Testamento está diciendo que por encima de las necesidades que nos aquejan, está la imperiosa necesidad de libertad. No se puede vivir a cualquier precio, cuando el precio de costo es la propia dignidad humana. En ese mismo sentido escribe el autor del Deuteronomio, para suscitar la esperanza del pueblo de Israel.

Este domingo, solemnidad del Cuerpo y la Sangre del Señor, en el evangelio Jesús mismo se presenta como el pan vivo, el pan de vida, el pan para la vida. Se ofrece él mismo en la forma de pan, un pan por el que todos suspiramos y que es el símbolo de la libertad, del amor y de la felicidad. Hoy, al recordar el discurso del pan de vida –precisamente en la Eucaristía, que es memoria de Jesús- hemos de tener los mismos sentimientos de Jesús y la misma coherencia de vida del Maestro que dio su carne y su sangre en sacrificio por la vida del mundo. Comulgar no es solamente recibir a Cristo, sino entrar en comunión con él, hacer causa común con él. Y bien sabemos que la causa de Jesús es el hombre, sobre todo el débil, el oprimido, el empobrecido, el explotado, el reducido a la miseria y al hambre.

Vamos a ser muy honestos: es muy fácil, muy cómodo, repetir que el hombre no vive sólo de pan, cuando se tiene pan en abundancia. Tú que me lees y yo que escribo tenemos pan en abundancia. Si decimos sin peso ni profundidad eso de no sólo de pan vive el hombre, malinterpretamos la palabra de Dios, burlamos el sentido de la Escritura y evadimos nuestra responsabilidad cristiana y nuestro compromiso en la comunión. Cuando Jesús repitió las palabras del Deuteronomio frente al diablo, naturalmente no negaba la necesidad de pan que tiene el hombre, sino el modo de procurarse el pan y la ambición de acaparar pan convirtiendo en pan todas las piedras.

No todos los modos de ganarse el pan están de acuerdo con nuestra dignidad. No es lícito apoyar un sistema que produce pobres en abundancia y luego inventar alternativas mezquinas para proporcionarles el pan con a cuentagotas. Pero tampoco es conforme con la dignidad humana dedicar todos los esfuerzos para acumular pan o riquezas, incluso a costa del empobrecimiento y hambre de los demás[1].

La primera exigencia de la dignidad humana es la igualdad. Toda discriminación que lesiona la dignidad del prójimo, lesiona la dignidad de todos los hombres. Es curioso, sentimos como propias las injurias que se infieren a nuestra familia, a nuestro pueblo, a nuestra nación... ¿Y no sentimos como propias las injusticias contra los pobres, los que tienen hambre y sed, los que carecen de trabajo, los que se ven privados de casa, los marginados, que también son hermanos nuestros? Y no vale –al menos a muchos no nos convence- decir “una vez al año hago mega-misiones y estoy con ellos, con los pobres” ó “hago labor social una vez al año durante el verano”. Eso no compromete. Eso, en palabras de un sacerdote que sabe mucho de misiones y pobreza, son “aspirinitas para adormecer los gritos de la conciencia de un cuerpo que el resto del año vive una vida regalada”.

Compartir el pan –o el dinero, o el tiempo, o medicinas, o ¡algo!- con aquellos que menos tienen es comulgar con Cristo: Y viceversa, comulgar con Cristo es compartir el pan con los hermanos. Porque el pan es uno, y así nosotros, aunque somos muchos, formamos un solo cuerpo, porque comemos todos de un mismo pan. Con estas palabras san Pablo alude inequívocamente a la incorporación a la Iglesia, que es la prolongación y continuación del cuerpo de Cristo. De ahí que la Eucaristía, que es el sacramento del cuerpo de Cristo, es también e inseparablemente símbolo de la Iglesia.

En menos palabras: comulgar es reforzar el símbolo y lo simbolizado, el rito y la vida. Porque el sacramento no sólo significa, sino que realiza; no es sólo un reclamo, sino también un imperativo y una llamada para hacer de verdad lo que representamos.

Celebramos la Solemnidad del Corpus, y no podemos comulgar de espaldas al mundo y a los hermanos. No podemos pertenecer a la Iglesia, como se pertenece a un club para utilidad propia.

La eucaristía funda a la Iglesia como comunidad de servicio al mundo, como prolongación del cuerpo de Cristo, que se ofrece en la cruz por la vida del mundo. De ahí que la comunión, al tiempo que nos incorpora y mantiene en la Iglesia, nos vuelca y compromete en el servicio a los hombres, en solidaridad con todos y especialmente de los pobres o los menos favorecidos. Por eso no comulgamos de verdad, si reducimos nuestra solidaridad a la espiritual y la negamos a los demás ámbitos de la vida; no tomamos en serio la comunión, si no tomamos en serio la vida, la justicia, la fraternidad ■


[1] Si te escandalizas con éstas ideas o arqueas una ceja pensando “el fader se nos vuelve comunista” te aconsejo le eches un ojo a la frase –durísima- de Mons. Hélder Pessoa Câmara: “Si le doy de comer a los pobres, me dicen que soy un santo. Pero si pregunto por qué los pobres pasan hambre y están tan mal, me dicen que soy un comunista”.

New-old-ideas

Te propongo esto… Vuelve, poco a poco, a tu corazón. Desde luego, inicialmente: calla. Con serenidad y paz huye de las consideraciones (de todas ellas) que, desde hace poco o desde hace mucho, te abruman o molestan. Déjalas de lado. Puedes decir dos cosas: o todas ellas te sirven para tu bien espiritual (incluidas las humillaciones y los fracasos) o de nada valen y no tienen peso alguno: no existen. Lo más probable es que tengan su sentido. Quizá enseñarte (con insistencia) a no temer. Tal vez, con mayor fuerza, a que compruebes que, a pesar de todas ellas, puedes y debes seguir tu camino. Lo que parece estrujar la libertad puede convertirse en el detonante de la conciencia para vencer a todos los enemigos de ella. Luego investiga acerca de un primer descenso, hacia adentro. Lo primero será valorar el don de Dios que eres tu mismo. Nada ni nadie te quita tu lugar en el Corazón del Señor. Si lo aceptas: te encuentras en Él. Así de simple. El Amor de Dios no se adquiere ni se compra. Has de aceptarlo. Vive estos instantes de meditación con suma sencillez. No es necesario que asistas a ninguna carrera, ni corrida, ni examen. Ni que acudas a recibir premios necios, ni que te veas rodeado de mirones impertinentes. Nadie te juzga, porque nadie puede juzgarte. Si alguien se entromete, déjalo pasar. Y nada más. Entonces: olvida. Porque lo más profundo no tiene figura para ti, sino silencio. Y pasa adelante. Acoge, descubre la sonrisa inefable entre la Madre y su Hijo, entre Jesús y María. Quédate allí (aquí) un instante. Alégrate… Piensa que nada ni nadie te aleja de esta maravilla, que es tu participación escondida en la soledad de tu ermita. En medio de tu santuario, en tu corazón. Haz silencio, no te agites ni procures cosa alguna… Déjate llevar por esa brisa que es amor inefable. Quizá algunos “pensamientos” acudan a perturbar precisamente en este momento. Pues nada, no te identifiques con ellos, sepárate… Entre ellos hay aperturas, espacios, grietas… Vuélvete y pasa más allá y a través. Sírvete de la puerta estrecha. Reposa… No aguardes esto o aquello. No te sorprendas de pensamientos nuevos, ni de situaciones o sucesos desagradables. No temas las tinieblas: allí está el Señor de camino. Silencia todas las voces impertinentes. Tú mismo puedes hacerlo en tu interior. Y abandónate. Firme en la Fe, no vaciles. ¿Qué o quién puede apartarnos del Amor de Dios? El Silencio en el corazón es densidad, es Presencia. Persevera y no temas. Tomado de diario de un ermitaño urbano (http://ermitaniourbano.blogspot.com)

VISUAL THEOLOGY


Eucharistic Dove [French; Made in Limoges, The Metropolitan Museum of Art ■ A peristerium or Eucharistic dove is a metallic vessel, in the shape of a dove (pigeon), which can be hung over an altar in Eastern Christian churches. The dove is a widely-used symbol of the Christian Church. It symbolizes the Holy Spirit, is an attribute of the Blessed Mother, and was later one of the apostles. As a symbol of resurrection, pigeons were placed in the tombs of the martyrs. Also grave lamps in the form of doves were common. Rich with gilding, its overall surface engraved and enameled in a pattern that suggests layers of feathers, this dove would have hung over an altar as an evocation of the Holy Spirit. A tear-shaped door on its back conceals a small cavity once used to hold the bread of the Eucharist. Though many textual sources mention gold and silver doves, suggesting these materials were part of the standard liturgical furnishings for churches and communities that could afford them, few examples survive. On the other hand, doves of Limoges work fashioned from copper and enameled in brilliant colors exist in large numbers ■





The Solemnity of the Body and Blood of Christ 2011

I believe you all agree with me that we have a beautiful parish. A parish may have amazing appointments, statues, pictures, etc, but for a Catholic, what makes a parish a real parish is the presence of the Blessed Sacrament. You might say, “But Father, it is the people that make up the Church. The Lord said, wherever two or three are gathered in my name I am there[1]” Yes, I know that. But there are, let us say, degrees of experiencing the Presence of the Lord. We experience God in the beauties of nature. We have a greater experience of the Lord in the Word of Sacred Scripture, however we have the deepest experience of the Lord we could ever have in the Blessed Sacrament[2]

The Eucharistic Presence fills us and sustains us. And we take this presence within us every time we receive communion. That is what it means to be a Catholic. We are people of the Body and Blood of the Lord.

I sincerely believe that the spiritual life of our parish will grow in proportion to our expansion of devotion to the Blessed Sacrament. And to be honest, as a pastor I perceive my community a little cold regarding the Eucharist. On Pentecost Sunday on the evening we had exposition of the Blessed Sacrament and Benediction. We were just 25 people. Where were all the others? No one could come to be with the Lord half hour? My brother, my sister, the most important of our parish is the Eucharist, if the Eucharist is the center of our parish life ... then what?

Today is a good opportunity to reflect on the fact briefly but seriously that we are the Body of Christ, the Church and that when even one of us is united deeply to the Eucharistic Presence, the entire body is strengthened by the nurturing life of the Eucharist.

The Solemnity of the Body and Blood of the Lord is given to us as a yearly reminder of the Awesome Gift we celebrate that is the Eucharist. It reminds us to respect this Gift, to reverence this Gift. When we come into Church, we genuflect to pay respect to the Divine Presence and to remind us that we are before the Lord. When we are about to receive communion we stop and reflect on what it is that we are about to do. The reception of communion is sacred. It is wrong for us to use this as a time to socialize. We shouldn’t wave at friends or give a hug to a neighbor. No, this is the time to focus on what we are about to do. As a pastor I was very excited when I see people coming especially well dressed in the celebration of mass. I'm excited when I see people taking a missal and closely follow the readings. And I feel sad when I see people chewing gum or texting or without reverence receiving the Eucharist. My brother, my sister, the Eucharist is not cookies, is the Body of Christ!

“But, Father, why all this emphasis on the Eucharist? And Father, you have to admit it, many Catholics themselves don’t see a value in weekly reception of communion. Many are more concerned with being signed with ashes at the beginning of Lent then with receiving communion.  Don’t you think that you should really tone it down?”

That is exactly what the disciples said to Jesus at the conclusion of the Great Discourse on the Eucharist in the sixth chapter of John. He had said, unless you eat the flesh of the Son of Man and drink his blood, you do not have life within you.  For my flesh is true food and my blood is true drink. Jesus refused to hedge on this truth. The disciples said, this teaching is too difficult. People are leaving us. Jesus responded, and are you going too? Then Peter’s answer to this is our statement of faith: Where are we to go, Lord? You have the words of eternal life[3].

The beliefs of others of different Christian denominations are to be respected. The beliefs of those who do not acknowledge Christ are to be respected, however we are Catholics, let’s exalt in that which makes us uniquely Catholic: the Great, Awesome Gift, the Eucharist.

The Solemnity of the Body and Blood of the Lord reminds us of who we are, Who is present in the tabernacles of our churches, and what we are doing when we receive communion ■



[1] Cfr Mat 18:20
[2] Sunday 26th June, 2011, Solemnity of the Body and Blood of Christ. Readings: Deuteronomy 8:2-3, 14-16. Praise the Lord, Jerusalem—Ps 147:12-15, 19-20. 1 Corinthians 10:16-17. John 6:51-58.
[3]Cfr John 6:68. 

Qué bien sé yo la fonte que mana y corre,
 aunque es de noche!.
Aquella eterna fonte está ascondida.
¡Que bien sé yo do tiene su manida
aunque es de noche!

Su origen no lo sé pues no le tiene
mas sé que todo origen della viene
aunque es de noche.

Sé que no puede ser cosa tan bella,
y que cielos y tierra beben della
aunque es de noche.

Bien sé que suelo en ella no se halla
y que ninguno puede vadealla
aunque es de noche.

Su claridad nunca es escurecida
y sé que toda luz de ella es venida
aunque es de noche.

Sée ser tan caudalosos sus corrientes,
que infiernos cielos riegan y a las gentes
aunque es de noche.

El corriente que nace desta fuente
bien sé que es tan capaz y omnipotente
aunque es de noche.

El corriente que de estas dos procede
sé que ninguna de ellas le precede
aunque es de noche.

Aquesta eterna fonte está escondida
en este vivo pan por darnos vida
aunque es de noche.

Aquí se está llamando a las criaturas
y de esta agua se hartan, aunque a escuras
porque es de noche.

Aquesta viva fuente que deseo
en este pan de vida yo la veo
aunque es de noche 

San Juan de la Cruz

Solemnidad de la Santisima Trinidad

Es muy común que los católicos veamos el misterio de la Trinidad suele ser visto por la generalidad de los cristianos como una especie de crucigrama sin solución o quizá como una formulación catequética abstracta, lejana e inoperante que brilla allá donde viven las estrellas y es así que la colocamos entre las verdades que quizá nos hacen pensar pero que no tienen nada que ver con la vida concreta de cada unió, con el día a día. ¿Cambiaría en algo nuestra vida de fe si nunca hubiésemos oído hablar de la Trinidad?

Dios se presenta al hombre y éste lo entiende como un misterio inefable, como una experiencia no definible pero al mismo tiempo fascinante, e inabarcable como el mar o el firmamento. No se trata del primer motor inmóvil que hace funcionar todo lo que existe[1]. No es el dios de los filósofos o el de los sabios sino el Dios de Abrahán, de Isaac y de Jacob, que se hizo presente dentro de la historia humana en la persona de Jesús. Dios no es tanto una verdad de las que hacen pensar como una verdad que hace vivir. Sólo se puede hablar de amor desde la experiencia.

Así, Dios se muestra al creyente cristiano como un horizonte en su vida, como Alguien que entró en la historia en Jesús de Nazaret y que anima nuestro caminar por el Espíritu. Además, la Santísima Trinidad además de poner ante nuestros ojos el misterio de Dios nos lo revela dándonos unas pautas de vida y unos valores muy concretos. No es por tanto una realidad que no afecte a nuestra existencia. La Santísima Trinidad es sabiduría, es saber vivir, recibir el sentido de la vida. Si la contemplamos éste domingo no es para rompernos la cabeza sino para salir de nuestros egoísmos.

El Dios de Jesús se presenta a sí mismo como amor, es decir, como relación, comunicación, plenitud de vida y por tanto como felicidad. El hombre creado a su imagen y semejanza deberá tender también a este tipo de existencia, por lo tanto celebrar a la Santísima Trinidad con la liturgia de la Iglesia es alegrarse en común por existir con los otros y con el Otro. En otras palabras: el hombre lo único que puede hacer solo es morir. Todo lo demás lo hace en comunidad. Robinson Crusoe es imposible[2]. No hay verdadero yo sin nosotros. No es posible la persona sin otras personas, por eso no es bueno que el hombre esté solo[3]. El pluralismo no es algo tolerable: es necesario. Repetidamente aluden los sociólogos a la escasa y superficial comunicación personal que se da en una sociedad que posee más medios de comunicación que nunca. Se comunican noticias pero no personas o realidades personales. Para nadie es una sorpresa si afirmamos que el hombre actual está cada vez más solo. Los sociólogos nos dicen que es producto de una sociedad industrial, urbana y capitalista, en la que el individualismo es pieza o consecuencia esencial, pero no parece que los evidentes progresos materiales estén produciendo un hombre más humano y más feliz. En este contexto la auténtica comunidad parece imposible.

La Santísima Trinidad no es sólo lo que Dios es para sí mismo, sino lo que ha querido ser para nosotros, es decir, una comunidad, por lo tanto construir comunidad y convivir con los demás –de manera especial y frecuente en la comunidad parroquial- es una tarea que ennoblece, que ayuda, y nunca se termina: la comunidad que comienza aquí en la tierra tendrá su alegre plenitud en el cielo ■



[1] El libro central donde Aristóteles habla de él es Metafísica XII, paradigma central de la cultura occidental, pues, después este mismo pasaje será reinterpretado por buena parte de la filosofía occidental (desde Santo Tomás de Aquino hasta Kant, desde San Alberto Magno hasta Hegel). Así, el Primer motor funge como el orden último de la cosmología aristotélica. Él mueve directamente a los astros del primer cielo, éstos tratan de imitarlo dando vueltas en círculo. El círculo responde al acto más perfecto según la ideología griega, pues no tiene comienzo ni fin, es continúo. Además Aristóteles define al Primer Motor como "gnoesis gnoeseos" (conocimiento de conocimiento), así el Primer Motor vuelve sobre sí, conociendo sólo lo más perfecto: él mismo, y esto responde al porqué de la estructura esférica del universo según Aristóteles. [Se deben reparar éstas consideraciones, puesto que aún no se ha convenido que el libro XII (Libro L) de la Metafísica sea un libro original de Aristóteles]
[2] Robinson Crusoe es la obra más famosa de Daniel Defoe, publicada en 1719 y considerada la primera novela inglesa. Es una autobiografía ficticia del protagonista, un náufrago inglés, que pasa veintiocho años en una remota isla tropical. La historia tuvo como inspiración unos hechos reales ocurridos a Pedro Serrano y Alexander Selkirk.
[3] Cfr Gen 2, 18. 

Y entonces uno se queda con la Iglesia, que me ofrece lo único que debe ofrecerme la Iglesia: el conocimiento de que ya estamos salvados –porque esa es la primera misión de la Iglesia, el anunciar la salvación gracias a Jesucristo- y el camino para alcanzar la alegría, pero sin exclusividades de buen pastor, a través de esa maravilla que es la confesión y los sacramentos. La Iglesia, sin partecitas.

laus deo virginique matris


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