Las verdaderas soluciones no son las que
imponemos a la vida conforme a nuestras teorías, sino las que la vida misma
ofrece a los que se disponen a recibir la verdad. En consecuencia, nuestra
tarea es disociarnos de todos los que tienen teorías que prometen soluciones
claras e infalibles, y desconfiar de todas las teorías semejantes, no con
espíritu de negación y derrota, sino más bien confiando en la vida misma y en
la naturaleza, y, si usted me lo permite, en Dios sobre todo. Pues desde que el
hombre ha decidido ocupar el sitio de Dios, se ha mostrado como el más ciego,
el más cruel, el más mezquino y el más ridículo de todos los dioses falsos • T.
Merton, Incursiones en lo indecible, 50.
No hay comentarios:
Publicar un comentario