Creo que
si tuviera que morirme dentro de un rato, lo que más sentiría sería ver la poca madurez que ha alcanzado mi vida.
No he alcanzado mi destino. Muchas cosas que debían fructificar en mí, no han
dado nada... Respecto a mi vida espiritual, me encuentro abrumado ante todo lo
que he recibido y lo que he desperdiciado durante tantos años. Vivo los restos
del festín que he desperdiciado. Nadie sospecha el fondo de mi tristeza. ¿Cómo
diría yo? Es imposible explicarlo, hasta parece ridículo. Pero voy a decirlo
sencillamente. Quisiera ser un santo. Eso es todo. Es imposible decir más. He
perdido una gran parte de mi vida. Me doy perfecta cuenta de que en todos mis
actos no soy lo que quisiera ser. Ese ser que quisiera llegar a ser existe en
mí, y está triste y su tristeza es la mía ■ Escándalo
de la verdad, Jean Danielou.
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