El desierto real es este: hacer frente a las limitaciones reales de la
propia existencia y conocimiento y no tratar de manipularlas o rechazarlas con
repugnancia. No embellecerlas con posibilidades. No pretender otras
posibilidades mas que aquellas que son realmente posibles en el momento
concreto, aquí y ahora. (…) Cuando se vive en sociedad las posibilidades
parecen ilimitadas. Uno está en contacto con otras gentes, con otras
libertades, otras elecciones; y quién sabe lo que todos los demás pueden elegir
en un momento determinado... Todo son posibilidades... Pero cuando se está en
soledad, y cuando se ven y se aceptan las limitaciones reales, entonces esas
limitaciones se desvanecen, y se abren nuevas posibilidades ante uno. El
presente está ahí, contundente, ilimitado. El único modo de aferrarlo en toda
su extensión es despejar las limitaciones que nosotros colocamos en él mediante
futuras expectativas, esperanzas y planes, o conjeturas, o lamentos sobre el
pasado, o intentos de explicaciones de algo que hemos vivido y con lo que
deseamos seguir viviendo. ¿Vivir con ello? Vivir con algo que hemos experimentado
en el pasado es poner limitaciones al presente. Así y todo, el pasado entra en
nuestro presente: es la limitación contra la que debemos hacer valer nuestra
desventaja ■ Thomas Merton
No hay comentarios:
Publicar un comentario