El Te Deum (en latín: ‘A ti,
Dios’, primeras palabras del cántico) es uno de los primeros himnos cristianos,
tradicional de acción de gracias y suele ser entonado en momentos de
celebración. El himno se utiliza regularmente en el Oficio de las Lecturas
encuadrado en la Liturgia de las Horas. También se suele entonar en las misas
celebradas en ocasiones especiales como en las ceremonias de canonización, la
ordenación de presbíteros, etc. Los cardenales lo entonan tras la elección de
un Papa. Posteriormente, los fieles de todo el mundo para agradecer por el
nuevo Papa, se canta este himno en las catedrales. Compuesto originalmente en
latín, el nombre se debe a que así empieza su primer verso. Se suele denominar
también como "Himno Ambrosiano", pues según una leyenda, lo
compusieron en común San Ambrosio de Milán y San Agustín de Hipona: en el año
387, cuando San Agustín recibió el bautismo de manos de San Ambrosio: este
último, movido por el Espíritu Santo, improvisó el himno y Agustín iba
respondiendo a sus versos. Otros estudios aseguran que el Te Deum en realidad fue escrito en el siglo IV por Aniceto de Remesiana,
por tanto, su origen se remontaría probablemente a la primera mitad del siglo
IV. En su forma actual se encuentra por primera vez en el Antiphonarium Benchorense de Bangor (Irlanda del Norte), que se
debe fechar alrededor del año 690. Desde el siglo IX se conocen también
diversas traducciones. La imagen, obra de Basilio Pachecho (Perú 1745), representa el bautismo de San Agustin a mano de San Ambrosio, obispo de Milán. La imagen puede apreciarse mucho mejor haciendo click aqui ■