La adoración es extasiarse con gozo y gratitud
simplemente ante su Presencia, el silencio del lenguaje del Amor. Si por algún
motivo tu alma se entristece, vuelve a la adoración. El te necesita así,
humilde y confiado en creer que de nuevo vendrá cuando lo llames. No busques su
rostro. Lo encontrarás; en todas las cosas y personas que te rodean. Y cuando
lo encuentres y tu amor se plasme en una oración de alabanza, estarás adorando.
Y porque El así lo prefiere, te volverá a buscar. Pero no lo olvides: déjate
hallar ■