Señor, somos uno contigo. Tú nos
has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a
otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por
ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber
entendimiento mutuo si hay rechazo. Aceptándonos unos a otros de todo
corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te
adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en
tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos
nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en
el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor
vence siempre. El amor es victorioso ■
T. MertonneW-oLd-iDEaS
Señor, somos uno contigo. Tú nos
has hecho uno contigo. Tú nos has enseñado que si permanecemos abiertos unos a
otros Tú moras en nosotros. Ayúdanos a mantener esta apertura y a luchar por
ella con todo nuestro corazón. Ayúdanos a comprender que no puede haber
entendimiento mutuo si hay rechazo. Aceptándonos unos a otros de todo
corazón, plenamente, totalmente, te aceptamos a Ti y te damos gracias, te
adoramos y te amamos con todo nuestro ser, nuestro espíritu está enraizado en
tu Espíritu. Llénanos, pues, de amor y únenos en el amor conforme seguimos
nuestros propios caminos, unidos en este único Espíritu que te hace presente en
el mundo, y que te hace testigo de la suprema realidad que es el amor. El amor
vence siempre. El amor es victorioso ■
T. MertonY entonces uno se queda con la Iglesia, que me ofrece lo único que debe ofrecerme la Iglesia: el conocimiento de que ya estamos salvados –porque esa es la primera misión de la Iglesia, el anunciar la salvación gracias a Jesucristo- y el camino para alcanzar la alegría, pero sin exclusividades de buen pastor, a través de esa maravilla que es la confesión y los sacramentos. La Iglesia, sin partecitas.
laus deo virginique matris
