Desde que me convertí al catolicismo... yo no sentí más ansiedad de corazón en cualquier forma. Yo ya me encontraba en perfecta paz y conciencia. Yo no volví a tener más dudas. Fue como volver a puerto después de una tormentosa travesía por el mar; y mi felicidad permanece desde ese día hasta hoy sin interrupción. J.H. Newman 

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Y entonces uno se queda con la Iglesia, que me ofrece lo único que debe ofrecerme la Iglesia: el conocimiento de que ya estamos salvados –porque esa es la primera misión de la Iglesia, el anunciar la salvación gracias a Jesucristo- y el camino para alcanzar la alegría, pero sin exclusividades de buen pastor, a través de esa maravilla que es la confesión y los sacramentos. La Iglesia, sin partecitas.

laus deo virginique matris


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