Pie pellicáne, Iesu Dómine,
me immúndum munda tuo sánguine:
cuius una stilla salvum fácere
totum mundum quit ab omni sælere.
Señor Jesús, bondadoso pelícano,
límpiame, a mí, inmundo, con tu sangre,
de la que una sola gota puede liberar
de todos los crímenes al mundo entero ■
Santo Tomás de Aquino, himno Adoro te devote
Ilustración: Fiorentino Rosso, El descenso de la cruz (detalle) 1521,
óloeo sobre madera, Catedral de Volterra (Italia)
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