No somos más nuestros de lo que es nuestro lo que poseemos. No nos
hicimos a nosotros mismos, no podemos ser superiores de nosotros mismos. No
somos nuestros propios dueños. Somos propiedad de Dios. ¿No consiste nuestra
felicidad en ver así las cosas? ¿Existe alguna felicidad o algún consuelo en
creer que somos nuestros? Es posible que los jóvenes y los prósperos piensen
así, es decir, es posible que éstos piensen que es una gran cosa hacerlo según su
voluntad, como ellos suponen, no depender de nadie, no tener que pensar en nada
invisible, ahorrarse el fastidio de tener que reconocer continuamente, de tener
que rezar continuamente, de tener que referir continuamente todo lo que hacen a
la voluntad de otro. Pero a medida que pase el tiempo, éstos, como todos los
hombres, descubrirán que la independencia no fue hecha para el hombre que es un
estado antinatural, que puede sostenerse por un momento, pero no puede llevarnos
a salvo hasta el fin • Aldous Huxley, Brave
New World, Cap. 17. Se encuentra en: www.huxley.net/bnw/seventeen.html
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