Oh Padre eterno, fuego y abismo
de caridad; eterna belleza, sabiduría eterna, bondad eterna, clemencia,
esperanza y refugio de los pecadores; generosidad inestimable, eterno e
infinito bien; amor loco! ¿Es que necesitas de la criatura? Eso me parece,
puesto que obras como si no pudieras vivir sin ella, siendo así que tú eras la
causa de su vida, pues la vida de todas las cosas depende de ti y sin ti nadie
vive. ¿Cómo has enloquecido de este modo? Porque te has enamorado de lo que has
creado, te has complacido y alegrado por causa de ella. Como embriagado andas
buscando su salvación, cuando ella te huye. Tú las vas cercando; ella se aleja
y tú te acercas a ella. No podías acercarte más que tomando su humanidad. ¿Y
qué diré? Haré como un balbuciente: Diré "A, a, a", porque no sé qué
otra cosa decir, pues la lengua finita no puede expresar el afecto del alma que
infinitamente te desea ● Santa Catalina de Siena, El Diálogo, n. 153.
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