Déjame entrar Señor que tengo
prisa…;
que he de volver a un mundo
apresurado,
inmerso en la ambición y en el
pecado,
huérfano de la luz y de la risa.
Déjame entrar que mi dolor precisa
hacer un alto en el camino andado;
porque tengo, Señor de tan cansado,
el gesto vago y la virtud remisa.
Déjame entrar Señor sólo persigo
pararme un rato, recobrar la calma,
pensar un poco y dialogar Contigo.
Soy el mismo de ayer tu viejo amigo
déjame entrar a confortarme el alma
luego, Señor cuando queráis…
prosigo •
A. Trujillo Téllez
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