Y qué es entonces? [...] Pregunté a
la tierra y me dijo: “no soy yo”, y todas las cosas que hay en ella me
confiesan lo mismo. Pregunté al mar y a
los abismos y a los reptiles de alma viva y me respondieron: “no somos tu Dios,
búscale por encima de nosotros” [...]
Entonces pregunté al sol, a la luna y a las estrellas. “Tampoco somos nosotros
tu Dios que buscas”, me respondieron [...] Dije entonces a todas las cosas que
están fuera de las puertas de mi casa: “decidme algo de mi Dios, ya que
vosotros no lo sois, decidme algo de él”. Y todas exclamaron con gran voz: “Él
nos hahecho” • San Agustin, Confesiones, Libro X. cap. 6.
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