Si estuviera más atento a la Palabra de Dios, estaría
mucho menos preocupado y desasosegado por los sucesos de nuestro tiempo; no es
que fuera a estar indiferente ni pasivo, sino que podría ganar fuerza
unificadora con las corrientes sagradas, que casi siempre corren en oposición a
las de la superficie • T. Merton (mayo 1965)
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