Perforar la vida es estar en la
conciencia cierta de que Dios está en todas partes, de que la oración es
posible en cualquier lugar donde haya un ser humano, en cualquier alegría o en cualquier monotonía,
en cualquier esperanza o en cualquier utopía, en cualquier desesperanza o entre
las injusticias de que son víctimas los indefensos de esta sociedad. La oración es posible en esta
hora, en este momento, en cualquier momento. Ni en este monte, mujer, ni en
Jerusalén... Llega la hora, y es ahora, en que los verdaderos adoradores
adorarán a Dios en espíritu y en verdad. Estamos viviendo una época en que los
hombres no recurren, como en la antigüedad, a los lugares sagrados para poder
mantener una relación equilibrada con el Señor de la vida. No. El rechazo a las
instituciones y a lo que es habitual en las expresiones religiosas se da un
modo especial entre la juventud (…) Con Jesús ha llegado la hora en que es
posible que todos se encuentren con el Señor ■ Madeleine Delbrel
No hay comentarios:
Publicar un comentario