Hay un medio excelente para ganar
amigos: la sonrisa. No la sonrisa irónica y burlona, la sonrisa despectiva, que
enjuicia y humilla. Sino la sonrisa amplia, limpia, la sonrisa a flor de
labios. Sabe sonreír, ¡qué fuerza! Fuerza de apaciguamiento, fuerza de dulzura,
de calma, fuerza de irradiación. Alguien se burla de ti cuando pasas… tienes
prisa… no puedes detenerte… sin embargo, sonríe, sonríe ampliamente. Si tu
sonrisa es abierta, alegre, el otro sonreirá también.., y todo habrá terminado
en paz. ¡Pruébalo! Quieres hacer a un compañero una advertencia que crees
necesaria, darle un consejo que te parece útil. (La advertencia, el consejo,
son cosas duras de tragar.) Sonríe, compensa la dureza de tus palabras con el
afecto de tu mirada, con la sonrisa de tus labios, con todo tu semblante
alegre. Y tu advertencia, tu consejo, serán bien recibidos, puesto que no
habrán herido. Hay situaciones difíciles en las que uno no sabe qué decir, en
las que no salen las palabras de consuelo… Sonríe con todo tu corazón, con toda
tu alma compasiva. Has sufrido y la sonrisa muda de un amigo te confortó.
Imposible no haberlo experimentado ya alguna vez. Haz lo mismo con los demás. “Cristo
– decía Jacques d’Arnoux -, cuando tu madero sagrado me canse y me desgarre,
dame, a pesar de todo, la fuerza de practicar la caridad de la sonrisa”. Porque
la sonrisa es caridad. Sonríe al pobre a quien das limosna, a la señora a la
cual cediste tu asiento, al señor que se disculpa por haberte pisado. Es muy
difícil a veces dar con la palabra justa, la actitud verdadera, el gesto
apropiado. Sonríe, es tan fácil y arregla tantas cosas… ¿Por qué no usar y
abusar de este medio tan sencillo? La sonrisa es un reflejo de la alegría. Es
su fuente. Y donde reina la alegría – hablo de la alegría verdadera, la alegría
profunda del alma pura – también florece la amistad. Seamos portadores de
sonrisas y, de este modo, sembradores de alegría ■ Guy de Larigaudie
No hay comentarios:
Publicar un comentario