Dios no actúa de modo mágico.
Actúa sólo con nuestra libertad. No podemos renunciar a nuestra libertad. Dios
interpela nuestra libertad, nos invita a cooperar con el fuego del Espíritu
Santo. Estas dos cosas deben ir juntas. El bautismo seguirá siendo durante toda
la vida un don de Dios, el cual ha grabado su sello en nuestra alma. Pero luego
requiere nuestra cooperación, la disponibilidad de nuestra libertad para decir
el "sí" que confiere eficacia a la acción divina ■ SANTA MISA EN LA
CAPILLA SIXTINA Y ADMINISTRACIÓN
DEL SACRAMENTO DEL BAUTISMO HOMILÍA DEL SANTO PADRE BENEDICTO XVI Fiesta del Bautismo del Señor, Domingo 7
de enero de 2007.
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