Déjate perseguir, pero tú
no persigas. Déjate ofender, pero tú no
ofendas. Déjate calumniar, pero tú no
calumnies. Regocíjate con aquellos que se
regocijan, llora con aquellos que lloran,
ese es el signo de la pureza...Sé amigo de todos, pero, en tu
espíritu, permanece sólo ■ Isaac el Sirio
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