La regla benedictina es una regla
monástica que Benito de Nursia escribió a principios del siglo VI destinada a
los monjes. Cuando le destinaron al norte de Italia como abad de un grupo de
monjes, éstos no aceptaron la Regla y además hubo entre ellos un conato de
conspiración para envenenarle. Benito se trasladó entonces al monte Cassino, al
noroeste de Nápoles, donde fundó el monasterio que sería conocido más tarde
como Montecassino. Allí le siguieron algunos jóvenes, formando una comunidad
que acató y siguió la Regla, conocida por las generaciones futuras como Regula
Sancti Benedicti, de 73 capítulos, algunos añadidos y modificados después por
sus seguidores. Esta regla benedictina fue acogida por la mayoría de los
monasterios fundados durante la Edad Media. El principal mandato es el ora et
labora, con una especial atención a la regulación del horario. Se tuvo muy en
cuenta el aprovechamiento de la luz solar según las distintas estaciones del
año, para conseguir un equilibrio entre el trabajo (generalmente trabajo
agrario), la meditación, la oración y el sueño. Se ocupó San Benito de las
cuestiones domésticas, los hábitos, la comida, bebida, etc. Una de las críticas
que tuvo esta regla al principio fue la "falta de austeridad" pues no
se refería en ningún capítulo al ascetismo puro sino que se imponían una serie
de horas al trabajo, al estudio y a la lectura religiosa, además de la oración ■
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