Tú eres el que vives,
el Hijo de Dios vivo,
bandera desplegada de la vida,
que llamas a vivir, oh Dios,
contigo.
Tú eres el que amas
y el Padre es tu latido;
envueltos en tu amor, que es
nuestro triunfo,
¡oh!, déjame sentir que soy
querido.
Tú eres el que estás
y marcas el camino;
condúcenos, Pastor de la Alianza,
tú que llevaste al pueblo
peregrino.
Tú eres nuevo mundo
y luz de mi destino;
tú eres sacramento que se abre
y das el cielo al dar el Pan
divino.
Tú eres la alabanza,
el gozo desmedido;
enciende con el ósculo de amor
a quien hiciste esposa en el
bautismo.
Tú eres paz y gloria,
retorno y paraíso;
tu Nombre con el Padre y el
Espíritu
santificado sea por los siglos.
Amén ■
P. Rufino María Grández, ofmcap, Pascua del 2001.
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