Victimae paschali laudes
immolent Christiani.
Agnus redemit oves:
Christus innocens Patri
reconciliavit peccatores.
Mors et vita duello
conflixere mirando:
dux vitae mortuus,
regnat vivus.
Dic nobis Maria,
quid vidisti in via?
Sepulcrum Christi viventis,
et gloriam vidi resurgentis:
Angelicos testes,
sudarium, et vestes.
Surrexit Christus spes mea:
praecedet suos in Galilaeam.
[Credendum est magis soli
Mariae veraci
Quam Judaeorum
Turbae fallaci.]
Scimus Christum surrexisse
a mortuis vere:
Tu nobis, victor Rex, miserere.
A la Víctima pascual
ofrezcan alabanzas los
cristianos.
El Cordero redimió a las ovejas:
Cristo inocente
reconcilió a los pecadores con el
Padre.
La muerte y la Vida se
enfrentaron
en lucha singular.
El dueño de la Vida,
que había muerto,
que había muerto,
reina vivo.
Dinos, María, qué has visto en el
camino?
Vi el sepulcro de Cristo viviente
Vi el sepulcro de Cristo viviente
y la gloria del que resucitó,
a unos ángeles, el sudario y los
vestidos.
Resucitó Cristo, mi esperanza;
precederá en Galilea a los suyos
Sabemos que Cristo verdaderamente
resucitó de entre los muertos.
resucitó de entre los muertos.
Tú, Rey victorioso, ten piedad
Amen, Aleluya[1].
[1] Victimae
paschali laudes es una secuencia prescrita por la Iglesia católica para la Misa
del domingo de Pascua. Su creación se atribuye a Wipo de Burgundia, monje del
siglo XI que fue capellán de Conrado II, pero también se ha adjudicado a Notker
Balbulus, Roberto II de Francia y Adán de San Víctor. Se trata de una de las
cuatro secuencias medievales que se conservaron al hacer la unificación del
misal tras el Concilio de Trento, pues antes de esta decisión pontificia varias
fiestas o solemnidades contaban con secuencias propias1 y se podía escoger
entre alrededor de 16 secuencias para la solemnidad de la Pascua. El misal de
Pablo VI mantuvo su uso.
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