Cuando te retires a hacer oración tú solo, aparta de tu mente todo lo que
has estado haciendo o piensas hacer. Rechaza todo pensamiento, sea bueno o
malo. No ores con palabras a no ser que te sientas movido a ello; y si oras con
palabras, no prestes atención a si son muchas o pocas. No ponderes las palabras
ni su significado. No te preocupes de la clase de oraciones que empleas, pues
no tiene importancia que sean oraciones litúrgicas oficiales, salmos, himnos o
antífonas; o que tengan intenciones particulares o generales; o que las
formules interiormente con el pensamiento o las expreses en voz alta con
palabras. Trata de que no quede en tu mente consciente nada a excepción de un
puro impulso dirigido hacia Dios. Desnúdala de toda idea particular sobre Dios
(cómo es él en sí mismo o en sus obras) y mantén despierta solamente la simple
conciencia de que él es como es. Déjale que sea así, te lo pido, y no le
obligues a ser de otra manera. No indagues más en él, quédate en esta fe como
en un sólido fundamento. Esta simple conciencia, desnuda de ideas y
deliberadamente amarrada y anclada en la fe, vaciará tu pensamiento y afecto
dejando sólo el pensamiento desnudo y la sensación ciega de tu propio ser.
Sentirás como si todo tu deseo clamara a Dios y dijera:
Oh Señor, yo te ofrezco lo que soy,
sin mirar a ninguna cualidad de tu ser
sino al hecho de que tú eres como eres;
esto y nada más que esto.
Que este sosiego y oscuridad ocupe toda tu mente y que seas tú un reflejo
de ella. Pues quiero que el pensamiento que tienes de ti mismo sea tan puro y
simple como el que tienes de Dios. Así podrás estar espiritualmente unido a él
sin fragmentación alguna y sin disipación de tu mente. Él es tu ser y en él tú
eres lo que eres, no sólo porque él es la causa y el ser de todo lo que existe,
sino porque él es tu causa y el centro profundo de tu ser. En esta obra de
contemplación, por tanto, has de pensar en él y en ti de la misma manera: esto
es, con la simple conciencia de que él es como es y de que tú eres como eres.
En este sentido tu pensamiento no quedará dividido o disperso, sino unificado
en él, que es el todo ■ Anónimo
inglés del siglo XIV, La nube delno-saber y El libro de la orientaciónparticular.