Los cuatro Vivientes
y los
veinticuatro Ancianos
se postraron delante del Cordero.
Tenía cada uno una
cítara
y copas de oro llenas de perfumes,
que son las oraciones de los santos.
Y
cantan un cántico nuevo diciendo:
«Eres digno de tomar el libro
y abrir sus
sellos
porque fuiste degollado
y compraste para Dios con tu sangre
hombres de
toda raza, lengua, pueblo y nación ■
Apoc 5, 8-9.