Ofrezcan
los cristianos
ofrendas
de alabanza
a
gloria de la Víctima
propicia
de la Pascua.
Cordero
sin pecado
que
a las ovejas salva,
a
Dios y a los culpables
unió
con nueva alianza.
Lucharon
vida y muerte
en
singular batalla
y,
muerto el que es la Vida,
triunfante
se levanta.
¿Qué
has visto de camino,
María,
en la mañana?
A
mi Señor glorioso,
la
tumba abandonada,
los
ángeles
testigos,
sudarios
y mortaja.
¡Resucitó
de veras
mi
amor y mi esperanza!
Venid
a Galilea,
allí
el Señor aguarda;
allí
veréis los suyos
la
gloria de la Pascua.
Primicia
de los muertos,
sabemos
por tu gracia
que
estás resucitado;
la
muerte en ti no manda.
Rey
vencedor, apiádate
de
la miseria humana
y
da a tus fieles parte
en
tu victoria santa ■