Porque Dios, para
revelarse en la luz que debe guiar nuestra vida y conducirnos a la salvación,
debe ser buscado. La gran aberración del espíritu moderno es precisamente ésta;
el hombre ya no busca a Dios y cree que ha muerto la ciencia y la fe que hacen
resplandecer, en el temor y en el amor, a Dios sobre el camino de nuestra vida;
esto tiene consecuencias prácticas muy graves en todos los campos de la
actividad humana. Sin embargo, la búsqueda de Dios en Cristo es la brújula de
la vida, y es una búsqueda que debe realizarse en todos los senderos de la
experiencia humana... Cristo está en la encrucijada de todos los caminos para quien
sabe buscarlo y hallarlo. En él se encuentra a Dios y se conquista la verdadera
vida ■ Pablo
VI