un trabajo cotidiano,
y una aldea -Nazaret-,
que nadie la ha mencionado.
El Verbo está entre nosotros,
hombre como uno de tantos;
el Verbo estaba aprendiendo,
su rostro estaba sudando.
María, virginidad,
que guarda el misterio santo,
madre y esposa y vecina,
mujer para el nuevo Pacto.
José, el creyente y el fiel
con la herramienta en la mano;
José, sustento seguro
del Verbo Dios encarnado.
Jesús, María y José,
tres nombres que están censados,
hogar de gozos y penas,
amor divino en lo humano.
Ved la familia de veras,
la nuestra por nuestro Hermano;
la puerta nos han abierto,
entremos para quedarnos.
¡Oh Trinidad hogareña,
lazo de amor increado,
honor por el gran misterio
en estos tres reflejado. Amén ■
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.
Jerusalén, Sagrada Familia 1985