Lo más
alto que el espíritu puede alcanzar en este cuerpo es que tenga
una morada constante fuera de todo en todo. Que deba morar fuera de todo quiere
decir que debe morar en un estado de separación y en una
pura libertad de sí mismo y de todas las cosas. Pero que deba
morar en todo quiere decir que debe morar en un silencio constante, es decir,
en una presencia interior, en su imagen eterna, allí
en donde la imagen de todas las cosas brilla en la unidad ■
Maestro Eckhart, El Fruto de la Nada,
Siruela, Madrid, 2001, P146