Una pregunta de Dios
se ha quedado palpitando;
como es pregunta de amor,
Dios me sigue preguntando.
Dichoso tú, Simón Pedro,
por lo que le has respondido;
no es la carne, no es la sangre,
no es susurro de ti mismo,
ni hay en el mundo doctor
que diga lo que tú has dicho.
Jesús es revelación
que el Padre nos ha ofrecido;
Jesús es intimidad
más íntimo que yo mismo;
Jesús es sabiduría
que no alcanza el raciocinio.
Jesús es Encarnación
que desde el Padre ha venido;
Jesús es gracia y presencia
en nuestro pecho y latido;
Jesús es Hombre y es Dios,
por el Espíritu ungido.
Adoro para entender
lo que supera el sentido:
Jesús, mi historia divina,
escrita desde el principio;
Jesús, peana y corona,
Jesús, mi Yo redimido.
Deja, Jesús, que te diga:
Mi Señor, Amado mío;
eres carne de mi carne,
y por ti yo existo y vivo;
y conocerte es amarte,
y despertar de mi olvido ■
P. Rufino Mª Grández, ofmcap.