Yo admiro con qué
osadía esas personas se determinan a hablar de Dios. Al dirigir sus discursos a
los impíos, su primer capítulo es probar la divinidad por las obras de la naturaleza...
[esto] es darles motivo para creer que las pruebas de nuestra religión son bien
débiles... Es admirable que jamás un autor canónico se haya servido de la naturaleza
para la prueba de Dios ■ B.
PASCAL, Pensamientos, II, 366; I, 6.