Nuestra oración muy a menudo
tiene necesidad de ayuda, es normal para el hombre, porque necesitamos ayuda,
necesitamos de los otros, necesitamos a Dios, por eso para nosotros es normal
pedir algo de Dios, buscar la ayuda de Dios y debemos recordar que la oración
que el Señor nos ha enseñado, el Padre Nuestro, es una oración de petición y
con esta oración, el Señor nos enseña las prioridades de nuestra oración.
Limpia, purifica nuestros deseos, y así limpia y purifica nuestros corazones.
Así que si es algo normal que pidamos en la oración alguna cosa, también es
normal que la oración sea una ocasión para dar gracias. Si prestamos un poco de
atención, vemos que de Dios recibimos tantas cosas buenas. Es tan bueno con
nosotros, que conviene que le demos las gracias. Y debe ser también una oración
de alabanza. Nuestro corazón está abierto, porque a pesar de todos los
problemas, vemos también la belleza de su creación, la bondad que se muestra en
su creación. Así que debemos no solo rogar, sino también alabar y dar las
gracias. Sólo así nuestra oración es completa ■ Benedicto XVI, Audiencia
general del miércoles, 20 de junio de 2012.