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Nuestra oración muy a menudo tiene necesidad de ayuda, es normal para el hombre, porque necesitamos ayuda, necesitamos de los otros, necesitamos a Dios, por eso para nosotros es normal pedir algo de Dios, buscar la ayuda de Dios y debemos recordar que la oración que el Señor nos ha enseñado, el Padre Nuestro, es una oración de petición y con esta oración, el Señor nos enseña las prioridades de nuestra oración. Limpia, purifica nuestros deseos, y así limpia y purifica nuestros corazones. Así que si es algo normal que pidamos en la oración alguna cosa, también es normal que la oración sea una ocasión para dar gracias. Si prestamos un poco de atención, vemos que de Dios recibimos tantas cosas buenas. Es tan bueno con nosotros, que conviene que le demos las gracias. Y debe ser también una oración de alabanza. Nuestro corazón está abierto, porque a pesar de todos los problemas, vemos también la belleza de su creación, la bondad que se muestra en su creación. Así que debemos no solo rogar, sino también alabar y dar las gracias. Sólo así nuestra oración es completa ■ Benedicto XVI, Audiencia general del miércoles, 20 de junio de 2012. 

Y entonces uno se queda con la Iglesia, que me ofrece lo único que debe ofrecerme la Iglesia: el conocimiento de que ya estamos salvados –porque esa es la primera misión de la Iglesia, el anunciar la salvación gracias a Jesucristo- y el camino para alcanzar la alegría, pero sin exclusividades de buen pastor, a través de esa maravilla que es la confesión y los sacramentos. La Iglesia, sin partecitas.

laus deo virginique matris


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