Querer hacer la Misa divertida para que no se aburran. Siempre hay que
estar inventando, cambiando, poniendo algo nuevo para que no se aburran ¡No! La Misa, el centro de la Misa está en el misterio y ese misterio nunca lo
penetraremos suficientemente si no entramos en un espíritu de silencio, un
espíritu de oración; el Verbo de Dios que habla en el silencio. Si uno en
cambio, quiere hacer de la Misa lo exterior, lo ameno, lo divertido, a la larga
corre con desventaja, porque siempre la fiesta en el club o en la confitería va
a ser más divertida que la que uno puede hacer dentro de la Iglesia en el
momento litúrgico. Y porque el que va a acercarse a Dios en el silencio de la
Iglesia está buscando una cosa distinta de la que va a buscar en el mundo. Cada
cosa en su lugar, pero el trasfondo, de muchas de estas cosas, el trasfondo de
esta tergiversación de lo religioso, es un trasfondo grave: es el hombre en el
lugar de Dios. La religión no como algo vertical que tiende hacia lo alto, sino
como algo que se queda en el plano horizontal, lo mismo que decíamos antes, esa
filantropía que es sólo amor del prójimo, pero que no se funda en el amor de
Dios ■ P.
Alberto Ignacio Ezcurra, La religión del
hombre desacralizado.