Sin la comunión
no habría amor a los demás. Cada comunión debe hacernos crecer en el amor a los
otros. El otro debe ser nuestra hostia diaria. La Eucaristía debe crear en
nosotros la decisión consciente de ir hacia los otros y entregarnos a ellos.
Por encima de las oraciones litúrgicas de acción de gracias, por encima de las
plegarias privadas, la verdadera acción de gracias es la caridad ¿Por qué
falla la Eucaristía? Porque no nos dejamos transformar. Creemos que al comulgar
hacemos a Cristo cosa nuestra, cuando la verdad es otra. Al comer a Cristo
somos comidos por Él ■ San Agustín