V Domingo de Pascua (B)


Eugène Ionesco escribía poco antes de su muerte: «El mundo ha perdido su rumbo, no porque falten ideologías orientadoras, sino porque no conducen a ninguna parte. En la jaula de su planeta los hombres se mueven en círculo porque han olvidado que se puede mirar al cielo... Como solamente queremos vivir, se nos ha hecho imposible vivir»[1], y Toynbee confesaba: «Estoy convencido de que ni la ciencia ni la técnica pueden satisfacer las necesidades espirituales a las que todas las grandes religiones quieren atender. La ciencia no ha suplido nunca a la religión, y confío que no la suplirá nunca. ¿Cómo podemos llegar a una paz duradera y verdadera? Estoy seguro de que para la paz verdadera y permanente es condición imprescindible una revolución religiosa. Tengo para mí que ésta es la única clave para la paz. Hasta que lo consigamos, la supervivencia del género humano seguirá puesta en duda»[2].

Es verdad: en la era del iPad y Google donde todo es tan racional y seguro, quedan todavía por llenar las grandes cavernas del corazón humano donde habita la necesidad de la paz, de la bondad, del amor y la justicia, de la felicidad verdadera. Asistimos, quién lo duda, a un doble movimiento: por una parte aumenta la ciencia y la racionalidad, la técnica y los bienes, las riquezas..., pero por otra parte disminuye cada vez más el sentido y la felicidad de los hombres., no hay más que asomarse con cierta atención a las redes sociales[3]. La necesidad de Dios, de algo que esté más allá de los bienes y de las cosas, de los trabajos y del placer, sigue viva en el hombre de hoy con la misma o incluso mayor fuerza que en el hombre primitivo e inculto de las cavernas.

Muchos ateos convencidos y militantes, no han logrado nunca sacudirse de encima el problema de Dios. Feuerbach y Nietzsche, quienes con la proclamación pública de su ateísmo se creyeron más liberados que nadie, permanecieron hasta el final de sus días anclados en el problema de la religión. La utopía que Marx anunciara de la total "extinción" de la religión tras el proceso revolucionario ha sido desmentida por la misma evolución de los estados socialistas: sesenta años después de la revolución de octubre[4] y de persecuciones, el cristianismo en la Unión Soviética es una realidad en crecimiento más que en regresión[5].

En otras palabras: la religión no es una ética, una moral, una teoría, una costumbre, un conjunto de ritos o prácticas religiosas, o una hojita de normas. No. Lo religioso es una dimensión del hombre, la más importante de sus dimensiones, la más profunda; ese campo donde se libran las más importantes batallas sobe la vida y la existencia.

Y es que todo hombre es para sí mismo un misterio. La ciencia nos dice muchas cosas, sin embargo, las grandes verdades, que suelen ser las más elementales pero a la vez las verdaderamente vitales quedan sin contestar por la ciencia. De lo más importante, de lo que realmente necesitamos para vivir, no sabemos nada, o sabemos muy poco, y a veces lo expresamos mal. Esas verdades no pertenecen al ámbito de la ciencia sino al del misterio, y sólo se resuelven y perciben en el ambiente de la fe.

Todos nos preguntamos el por qué de la vida, de la muere del amor, del egoísmo, de la paz, del odio, la calma y la violencia; el hambre, la injusticia, la opresión, el dolor, el tiempo, la enfermedad, la vejez, la soledad, la frustración. Hace unos dos mil años en un lugar oscuro de Palestina nació un hombre que al poco murió clavado en una cruz. Se llamaba Jesús. Poco más de mil millones creemos en Él. Creemos que fue un hombre nacido de mujer, pero creemos también que es Dios, de hecho aseguramos que es el Hijo de Dios que vino a revelarnos el misterio de Dios, que es el nuestro (nuestro misterio, quiero decir). Murió, pero resucitó. Por eso, no sólo vivió, sino que sigue vivo, en un modo de existencia que nosotros también tendremos más allá de la muerte y de este cuerpo frágil. Muchos creemos en Él porque en Él hemos encontrado personalmente el Camino, la Verdad, la Vida. Esto es lo que celebramos éste domingo, el quinto de Pascua. En Él hallamos una respuesta a las preguntas esenciales del hombre, respuesta que nos satisface más que cualquier otra respuesta balbuciente que se haya aventurado en la historia de todos los pueblos.

Millones de hombres preguntan. Y Jesucristo responde. Responde porque Él es la respuesta. ¿Lo escuchas? Haber hallado personalmente esa respuesta es ser cristiano. Transmitir esa noticia a todos los hombres –lejanos y cercanos- eso es la Misión (sic). Y la Misión comienza por nosotros mismos, en la medida en que nuestra propia vida nos manifiesta que en Jesucristo hemos encontrado realmente la solución de nuestras preguntas y un sentido nuevo y gozoso para nuestra existencia ■


[1] Eugène Ionesco (1909-1994), dramaturgo y escritor francés de origen rumano, elegido miembro de la Academia francesa el 22 de enero de 1970. Fue uno de los principales dramaturgos del teatro del absurdo.
[2] Arnold Joseph Toynbee (1889- 1975) fue un historiador británico especialista en filosofía de la historia, estableció una teoría cíclica sobre el desarrollo de las civilizaciones. Según Toynbee, las civilizaciones no son sino el resultado de la respuesta de un grupo humano a los desafíos que sufre, ya sean naturales o sociales. De acuerdo con esta teoría, una civilización crece y prospera cuando su respuesta a un desafío no sólo tiene éxito, sino que estimula una nueva serie de desafíos; una civilización decae como resultado de su impotencia para enfrentarse a los desafíos que se le presentan. Dio gran importancia a los factores religiosos en la formulación de las respuestas a los desafíos.
[3] Las redes sociales son estructuras sociales compuestas de grupos de personas, las cuales están conectadas por uno o varios tipos de relaciones, tales como amistad, parentesco, intereses comunes o que comparten conocimientos. El análisis de redes sociales estudia esta estructura social aplicando la Teoría de Grafos e identificando las entidades como "nodos" o "vértices" y las relaciones como "enlaces" o "aristas". La estructura del grafo resultante es a menudo muy compleja. Como se ha dicho, puede haber muchos tipos de lazos entre los nodos. En su forma más simple, una red social es un mapa de todos los lazos relevantes entre todos los nodos estudiados.
[4] La Revolución de Octubre, también conocida como Revolución bolchevique, fue la segunda fase de la Revolución rusa de 1917, tras la Revolución de Febrero.1 La fecha octubre2 corresponde al calendario juliano vigente en la Rusia zarista, después abolido por la Revolución. En el resto del mundo, bajo el calendario gregoriano, las fechas serían del mes de noviembre. La Revolución de Octubre fue liderada por los bolcheviques bajo la dirección de Vladimir Lenin y significó la primera revolución socialista declarada del siglo XX. Las actividades revolucionarias en Petrogrado, que acabaron siendo decisivas, estuvieron comandadas por el Comité Militar Revolucionario. Este comité era formalmente una organización del sóviet de la capital, cuyo presidente era León Trotski, pero virtualmente estaba controlado por los bolcheviques. La revolución culminó con una insurrección militar-popular que derribó al gobierno provisional, y conduciría a una guerra civil (1918–1920) y a la posterior creación de la Unión Soviética en 1922.
[5] Según los datos más recientes, quizá ya superados, (es H. Kung quien nos proporciona la información) uno de cada tres rusos adultos (y los rusos constituyen aproximadamente la mitad de todos los habitantes de la Unión Soviética) y uno de cada cinco ciudadanos soviéticos adultos es cristiano practicante. 

Y entonces uno se queda con la Iglesia, que me ofrece lo único que debe ofrecerme la Iglesia: el conocimiento de que ya estamos salvados –porque esa es la primera misión de la Iglesia, el anunciar la salvación gracias a Jesucristo- y el camino para alcanzar la alegría, pero sin exclusividades de buen pastor, a través de esa maravilla que es la confesión y los sacramentos. La Iglesia, sin partecitas.

laus deo virginique matris


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