El pelícano, que vive en las orillas de lagos y
ríos en las regiones cálidas, da de comer a sus pequeños con el alimento que
extrae con el pico de la bolsa de piel del pecho. Antiguas leyendas imaginaron
que el pelícano nutre a sus pequeños con su propia carne. La tradición
cristiana, precisamente por esto, a partir del medioevo, comenzó a utilizar el
pelícano como símbolo eucarístico, viendo en su sangre vivificadora la figura de
la sangre redentora de Cristo. Por esta misma razón, Cristo eucarístico, en el
himno Adoro te devote, atribuido a
Santo Tomás de Aquino, es llamado Piepellicane (‘Pelícano santo).