Ya sabemos cuál es nuestro camino? No lo creo... Porque siempre
descubrimos, con nuestros mismos pasos, una lección que nos abre más en la
profundidad. Quizá aguardamos un momento en el cual podamos reconocernos, por
fin, arribados... Ya no habrá más qué hacer... Pero esto no ocurrirá porque en
el Amor de Dios siempre podemos crecer más en esta vida. No nos interesan esas
"metas" apresuradas que, una vez alcanzadas, nos dejan satisfechos y
nada más. La Vida, que es Don, rompe esos diques complacientes (si es que
llegan alguna vez) y nos vuelve a poner en camino. El desierto del peregrino,
en efecto, conduce a un fin, pero no a una inmanencia chata y horizontal, sino
mucho más allá, adonde ni ojo vio, ni pído oyó lo que Dios tiene
preparado a lo que le aman. Renovada confianza en un descubrimiento
mayor, que es rebelde a las "medidas" y a los "modos" y que
tiende decididamente a la promesa del Señor: hoy estarás conmigo en el
Paraíso. ■ http://flordelyermo.blogspot.com/