Nada más elocuente que el Silencio... Pero, ¿dónde está? ¿Cómo hacer cuando
los ruidos parecen cubrirlo? Todo es cuestión de ejercicio y de práctica. Ahora
bien, prestemos atención a cualquier espejo del alma... ¿música sublime?
¿Pintura, poesía, paisaje? Aceptemos que todo lo que nos conmueve es imagen de
algo mucho más hondo... Y quitemos de nuestro horizonte cualquier determinación
o condicionamiento. Tomemos conciencia de que somos llamados desde nuestro
interior, indefinible e inexpresable... Que en nuestro Fondo hay silencio (el
verdadero) y que es allí donde siempre deseamos volver. Allí hay sentido, todo
el sentido, porque es templo viviente para Dios. Vivamos la Presencia... Sin
definiciones. Con entera confianza y simplicidad ■ http://flordelyermo.blogspot.com/