La opción radical es confiar en que, en todo momento, Dios estará contigo y te dará lo que más necesites. Dios te dice: "Te amo, estoy contigo, quiero verte acercarte a mí y experimentar la dicha y la paz de mi presencia Quiero darte un nuevo corazón y un nuevo espíritu…Todo lo mío es tuyo. Sólo confía en mí y déjame ser tu Dios". Esta es la voz que tienes que escuchar pero una vez más retrasas tu decisión. Puedes optar por recordar este momento como un intento fallido de renacer por completo, o puedes optar por recordarlo como el muy valioso momento que Dios comenzó a hacer cosas nuevas en ti que deben ser completadas. Recuerda que estás a salvo. Eres amado. Estás protegido. Estás en comunión con Dios y con quienes te han sido enviados por Dios. Lo que es de Dios ha de perdurar. Pertenece a la vida eterna ■ H. Nouwen, La voz interior del amor, 109.
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