Jesús es la shekiná
y la Iglesia es su morada,
dos juntos hacen posada
y en medio Jesús vendrá.

 Yo habitaré con vosotros
en una tienda escogida,
yo pondré mi santo Nombre
en mi heredad bendecida.
Soy y seré vuestro Dios,
vosotros, porción preferida;
soy el Esposo de amor
de la esposa más querida.

 Las tiendas levantaréis
a mi orden de partida;
posaréis el campamento
donde la Nube decida.
Yo seré siempre presencia,
compañía guarnecida,
seré Ley de cada día,
Palabra que no se olvida.

El Verbo de Dios, Jesús,
trajo a Dios con su venida
y es carne la Shekiná
carne humana enternecida,
carne presencia que vive
en la Iglesia reunida,
carne Espíritu de Dios
en la Virgen concebida.

Bajo el Nombre de Jesús
con fe firme y decidida
dos hermanos congregados
ven la promesa cumplida.
¡Oh Jesús sacramental,
dulce pan, dulce bebida,
mi Shekiná eres tú,
tú que eres toda mi vida! Amén
P. Rufino Mª Grández, ofmcap. 

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Y entonces uno se queda con la Iglesia, que me ofrece lo único que debe ofrecerme la Iglesia: el conocimiento de que ya estamos salvados –porque esa es la primera misión de la Iglesia, el anunciar la salvación gracias a Jesucristo- y el camino para alcanzar la alegría, pero sin exclusividades de buen pastor, a través de esa maravilla que es la confesión y los sacramentos. La Iglesia, sin partecitas.

laus deo virginique matris


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