cumpla yo tu voluntad,
conságrame en tu verdad
y a ti solo serviré.
Tú eres cimiento y mi roca
en que se eleva la casa;
el vendaval no la arrasa
ni el terremoto la toca.
Del Padre tú eres el Sí,
tú eres su fidelidad,
tu Palabra es su bondad,
tenme, Jesús, junto a ti.
Acaso seré profeta,
si tú palabras me das,
pero tú me guardarás
con tu presencia secreta.
Y en tu nombre poderoso
hablaré como tú hablabas,
cuando el perdón proclamabas
y amor misericordioso.
Y acaso me des poder
para curar y sanar,
que es hermoso contemplar
que vives hoy como ayer.
Pero que siempre se vea
que eres tú, resucitado,
el amado y siempre amado,
quien a su Iglesia hermosea.
Yo canto al Predicador
del Sermón de la Montaña;
él es presencia en mi entraña,
él es mi Esposo y Señor.
¡Jesús infinito don,
Verbo de la Trinidad,
gracias por esta unidad
de la santa Comunión! Amén ■
P. Rufino Mª Grández, ofmcap
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