Estas corrientes que dominan a todos y que quieren hacer desaparecer la fe de la Iglesia, la cual ya no parece tener sitio ante la fuerza de estas corrientes que se imponen como la única racionalidad, como la única forma de vivir. Y la tierra que absorbe estas corrientes es la fe de los sencillos, que no se deja arrastrar por estos ríos y salva a la Madre y al Hijo. Esta auténtica sabiduría de la fe sencilla, que no se deja devorar por las aguas, es la fuerza de la Iglesia. Y volvemos otra vez al misterio mariano. Vacilan los fundamentos externos porque vacilan los fundamentos interiores, los fundamentos morales y religiosos, la fe de la que sigue el modo recto de vivir. Y sabemos que la fe es el fundamento, y, en definitiva, los fundamentos de la tierra no pueden vacilar si permanece firme la fe, la verdadera sabiduría ■ Benedicto XVI, meditación en el aula del Sínodo, durante la primera Congregación General de la Asamblea Especial para Oriente Medio del Sínodo de los Obispos.
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