Salve, Madre; en la tierra de tus amores,
te saludan los cantos que alza el amor.
Reina de nuestras almas, flor de las flores,
muestra aquí de tu gloria los resplandores,
que en el cielo tan sólo te aman mejor.
Virgen santa, Virgen pura,
vida, esperanza y dulzura
del alma que en ti confía;
Madre de Dios, Madre mía,
mientras mi vida alentaré
todo mi amor para tí;
mas si mi amor te olvidare...,
Madre mía, Madre mía,
aunque mi amor te olvidare,
tú no te olvides de mí.
Gloria al Padre, gloria al Hijo,
gloria al Espíritu Santo,
por los siglos de los siglos. Amén ■ Liturgia de las Horas.
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