Que nadie se asuste ni se rasgue las vestiduras al más puro estilo farisáico. No. La historia es cíclica y la humanidad es la misma desde que Adán apareció sobre la tierra. Todo va y viene. Lo que sucedió antes, vuelve a suceder. Y hemos sobrevivido. Que no se nos olvide -porque se nos olvida con mucha frecuencia- que sólo Jesucristo permanece. Y que es el únicio perfecto. Iesus Christus heri et hodie ipse et in saecula. Jesucristo es el mismo ayer y hoy y por los siglos. Hombre sin pero no hay dos. Hubo uno, y era Dios. En cuanto a la Iglesia -Su Esposa- afortunadamente el Espíritu Santo -Señor y Dador de Vida- nunca la deja sin intrínseca protección. Siempre está activo, estimulando las antitoxinas necesarias bajo diferentes formas y a diferentes niveles. Lo que estamos viendo es señal inequívoca de que Dios no ha abadonado a Su Pueblo ■ Father
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