A propósito del buen humor del Santo Padre, de ése no tomarse tan demasiado en serio a uno mismo que decía en aquella entrevista, Lidia del Posto, una de las mejores chefs de New York (www.delposto.com) fue la elegida para cocinar durante la visita de Benedicto XVI a ésa ciudad. Con una gran dosis de buenhumor, reinventó éstos simpátiquísimos benedict eggs que, desde luego, le arrancaron una sonrisa al Papa ■

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Y entonces uno se queda con la Iglesia, que me ofrece lo único que debe ofrecerme la Iglesia: el conocimiento de que ya estamos salvados –porque esa es la primera misión de la Iglesia, el anunciar la salvación gracias a Jesucristo- y el camino para alcanzar la alegría, pero sin exclusividades de buen pastor, a través de esa maravilla que es la confesión y los sacramentos. La Iglesia, sin partecitas.

laus deo virginique matris


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