La vida esta hecha del paso de los años. Cada año es un punto de
crecimiento claramente identificable en la vida, la muda de otra capa de vida.
Cada año nos aporta algo único y pide algo distinto de nosotros. Cada tipo
distinto de año exige de nosotros fuerzas diferentes, nos proporciona dones distintos,
nos posibilita diferentes clases de sensibilidades. El año litúrgico es la
aventura de llevar la vida cristiana a plenitud, tener el corazón alerta y el
alma centrada. El año litúrgico es el año que tiene el propósito de sintonizar
la vida del cristiano con la vida de Jesús ■ Joan Chittister
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