La Archibasílica de San Juan de Letrán surge en el siglo III en tierras de
los Lateranos, noble familia romana caída en desgracia bajo Nerón, cuya
propiedad pasó por tanto al dominio imperial. El palacio pasó a manos de
Constantino I cuando se casó con su segunda mujer, Fausta, hermana de Majencio,
y era conocido con el nombre de Domus Faustae. Por tanto, Constantino era su
propietario cuando ganó la batalla del Puente Milvio (contra Majencio), en el
312. La tradición cristiana indica que los terrenos y la residencia de los
Lateranos fueron donados al obispo de Roma (la fecha de la donación no es
segura pero debería ser durante el pontificado del papa Melquíades), en señal
de gratitud del emperador a Cristo, que apareciéndosele durante el sueño, le
había hecho vencer en la batalla del Puente Milvio ■