Tú, que por nuestra maldad,
tomaste forma servil
y baxo nombre;
Tú, que a tu divinidad
juntaste cosa tan vil
como es el hombre;
tú, que tan grandes tormentos
sufriste sin resistencia
en tu persona;
no por mis merecimientos,
mas por tu sola clemencia
me perdonas ■
Jorge Manrique (1440)
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