Wherever applause breaks out in the liturgy because of some human achievement, it is a sure sign that the essence of liturgy has totally disappeared and been replaced by a kind of religious entertainment. Such attraction fades quickly -it cannot compete in the market of leisure pursuits, incorporating as it increasingly does various forms of religious titillation ■ Joseph Cardinal Ratzinger, The Spirit of the Liturgy, 2000.

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Y entonces uno se queda con la Iglesia, que me ofrece lo único que debe ofrecerme la Iglesia: el conocimiento de que ya estamos salvados –porque esa es la primera misión de la Iglesia, el anunciar la salvación gracias a Jesucristo- y el camino para alcanzar la alegría, pero sin exclusividades de buen pastor, a través de esa maravilla que es la confesión y los sacramentos. La Iglesia, sin partecitas.

laus deo virginique matris


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