Tú eres el que vives,
el Hijo de Dios vivo,
bandera desplegada de la vida,
que llamas a vivir, oh Dios, contigo.
Tú eres el que amas
y el Padre es tu latido;
envueltos en tu amor, que es nuestro triunfo,
¡oh!, déjame sentir que soy querido.
Tú eres el que estás
y marcas el camino;
condúcenos, Pastor de la Alianza,
tú que llevaste al pueblo peregrino.
Tú eres nuevo mundo
y luz de mi destino;
tú eres sacramento que se abre
y das el cielo al dar el Pan divino.
Tú eres la alabanza,
el gozo desmedido;
enciende con el ósculo de amor
a quien hiciste esposa en el bautismo.
Tú eres paz y gloria,
retorno y paraíso;
tu Nombre con el Padre y el Espíritu
santificado sea por los siglos. Amén ■
P. Rufino María Grández, ofmcap.